jueves, 10 de junio de 2010


Es tarde. Tan tarde que me vuelven a doler los ojos. Ya no puedo dormir, no tengo sueño. No puedo dejar de escuchar música. Pero nada reemplaza a ese abrazo. Y hace frío. Me cansé de no hacer nada enfrente de la computadora. Siempre vuelvo al mismo lugar. ¿Está bien? ¿Estubo bien? Que se yo. Para mí está bien lo que uno sienta con el corazón. Y sentí que estaba bien. Pero supongo que no sintió lo mismo. Y se arrepintió. ¿Se arrepintió? Nunca voy a poder saberlo, pero eso es lo que supongo. Se arrepintió de volver a caminar, porque no puede enfrentar el camino. Muy cobarde. E inteligente a la vez. Nunca voy a entender que hay que hacer. Soy impulsivo, a veces incoherente. Pero me gusta. Y la extraño muy seguido. La cobardía hecha arrogancia. Me gusta escribir sin integridad, pero razonable en mi cabeza. Otra vez son las 3am. y mañana me levanto a las 6. Espero que sean las 6 para caminar y caminar escuchando música, nada más. Y siempre intento cruzarme, pero nunca encuentro a nadie. En la misma estación de tren. Pasa el viento nada más.
Me estoy cansando del miedo. No del mío, sino del de los demás.

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